PREGÓN
¡Doy en venta mis canciones, buen señor!
Ruégole comprarme algunas.
Esta ha de conquistar su amor sincero,
hoy y siempre;
Mi buen señor, ruégole comprarlas.
¡Oh! No. No ha de comprarme nada...
¡Doy en venta mis canciones, dulce niña!
Ruégole comprarlas.
Esta le enseñará la leyenda de Lilith.
Aquella le dirá todo lo que Elena supo.
Y ésta mantendrá el oro en sus cabellos
y el azul de sus ojos;
¡Dulce niña, ruégole comprarlas!
¡Oh! No. ¡No ha de comprarlas!
Si yo tuviera mucho diero en mis manos,
jamás iría pregonando en venta mis canciones,
jamás iría ofreciendo vender mis canciones.
ADELAIDE CRAPSEY (1878 - 1915)
Hija del famoso Reverendo Algernon S. Crapsey. Adelaide nació el 9 de setiempre de 1878. Tuvo buena educación tanto en los mejores colegios de Estados Unidos como en Roma, donde estudió arqueología. Su delicada salud le impidió consagrarse a sus inclinaciones pedagógicas, aunque sí fue profesora de arte poética en uno de los mejores colegios para niñas. La poesía de Adelaide Crapsey es frágil, de intocable belleza. LEER MÁS...
LA PASIÓN Y EL PEZ SOLUBLE
LOS PAREDONES DE PRIMAVERA
Lo llevaré a Hiroshima. A Seveso. A Dachau.
Su piel caerá pedazo a pedazo frente al horror
y escuchará con pena el pájaro que canta,
la risa de los soldados
los escuadrones de la muerte
los paredones en primavera.
Tendrá la memoria que no tuvimos
y creerá en la violencia
de los que no creen en nada.
Tres poemas de Josefa Parra
Has cambiado otra vez el curso de los ríos
con sólo la mirada de tus ojos de escarcha
y el roce de tus dedos sobre los mapamundis.
Señor de los amores y de la geografía,
grandísimo truhán y Todopoderoso
inconsciente, ahora tienes que rescribir los libros
y en mi cuerpo desnudo
es tu deber marcar de nuevo las fronteras.
De "Geografía carnal
Poemas prohibidos II
Lo innominado
Lo sabíamos ambos,
por eso era superfluo repetirlo -también eso sabíamos-,
aunque a veces la noche se encarnizara en darnos
las palabras más bellas, por si acaso crecían.
Esas veces que faltaba un mal minuto
para que hubiese chispas rodando por el suelo,
y había que apartar los ojos, y amarrarse
los lazos casi sueltos de la triste cordura.
Porque también sabíamos que era cosa de locos,
desvarío extremado (aunque, sí, delicioso)
y que era necesario extirparlo de golpe,
o sacarle los ojos, o cortarle las manos,
para que no saliese
a la luz y mostrase
su inocencia perfecta, que no iba a entender nadie.
De "Elogio a la mala yerba" 1996
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No es amor, no es amor...
No es amor, no es amor
el estremecimiento que me ofreces,
la dependencia dócil del deseo,
no es amor.
La piel de transparente se hace alma
que el sudor cristaliza, puramente
transfigurada; pero es sólo el tiempo
que tarda ese tirano de tu cuerpo
en hacerse notar en estampida.
No es amor, lo conozco; yo no sé
qué cosa sea, pero no es amor.
De "Alcoba del agua" 2002
Josefa Parra es una poeta nacida en Jerez de la Frontera (Cádiz, España) en 1965. Es licenciaciada en Filología Hispánica1 y ha sido galardonada con el Premio Internacional de Poesía Loewe a la Creación Joven en 1995 -por el libro Elogio a la mala yerba-, el Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes, (París 1999), el Accésit del Premio de Poesía Luis Cernuda (Sevilla, 2000) y el Premio de Poesía Unicaja 2006 por su libro La hora azul. LEER MÁS...
Dos poemas de Ruth Vidaurre
No soy la única que palpa laberintos en el agua
ya lo sé
conozco lo intangible de sus rostros intactos
voces que sin conocerme responden
y se inclinan con la reticencia de una siembra herida
Mientras mi sien convierte en canto
esa palabra
que dejé entre las hojas
cuando fui verano
cuando fui vientre de tiempo en las cigarras
.....
Los caminos del silencio
Desatan algarabías de silencios
En mis caminos
Creen que no los escucho
Me imaginan abstraída en el próximo poema
Tratando de restañar la última herida voraz
O aquietando pies de grietas abiertas ….en caminos ripios
Y … se tornan osados los corderos: exigen sus lanillas
Argumentando la pequeñez de sus primaveras
Exigen ubre y miel…
Aún a los riachuelos que alimentan las colinas
Con sus balidos de cristal
Las tejedoras abren sus telares …. Y les asombran los colores,
Las texturas, las lecturas de sus leyendas
Sus intercambios de cobijos y paisajes….
Les hacen llorar desde el nombre de su propia estrella
Y se restaña el festín
Y se encienden los velones
Un niño no nacido me insta guirnalda en mano
LXIV
Las palabras dicen adiós. Una manada entre las
°°° patas revuelve esa palabra.
Rumia un cuchillo.
Los amantes se abrazan contra el frío, locos de adiós
°°° se anudan.
Y aunque digan “borneo”, “buena suerte”, están
°°° diciendo adiós.
Pero si las palabras dicen todas lo mismo,
°°° ¿qué dice esa palabra?
El tiempo vigilante escucha ese sonido.
Desbandada de bestias y una nube de polvo entre
°°° sus patas.
Nacemos para decir adiós.
Jorge Boccanera. PALMA REAL
Los dulces
cuando los comes
dulcemente
en esta dulce vida
Michel Camarillo. (diez años)
a diez años de la VAGUADA
los restos delatan
en el ataúd seco
cada pie hunde un poco de nosotros
palabras sin escaparate
gimen en la frescura del viento
cruje el corazón blandamente
mientras alguien reza culpas inventadas
y un perro orina
la lepra de la soledad
vive bajo estas piedras
y un centinela
verifica segundo a segundo
donde van a morir las mariposas
escucha
hay una sombra que todo lo cubre a plena luz
una pavura de sonidos oxidados
una carga de esencias descompuestas
hay un estampido de madera fresca en la marea
un grito pegajoso sin reposo
aquí
se desnuda en la sal y la gaviota
la palabra que nunca bastará
donde el agua atropella
y la llama es estéril
donde el dolor del hombre vencido
seca la gracia de las aguas
que bajó de la montaña
Belkys Arredondo Olivo
NADA SAGRADO
N.Y. (marzo, 2009)
texto zen
Cuando tenía veintiocho años estudió caligrafía china y poesía. Se volvió tan hábil en estas artes que su maestro lo elogió. Kitano pensó: "Si no paro ahora, seré un poeta, y no un maestro Zen"
De manera que nunca escribió otro poema.
diecisiete
No es fácil atrapar un picaflor y saber si palpita.
No lo es abrir la mano y que vuele.
No es fácil sostenerme en el banco de arena mientras adentro silba el viento.
Tan ligero estás arriba con ojos mansos.
Cóncavo, 2005
Dos poemas de la oración Lajá Dodí
Se eleva a sí misma y vuela
y nos deja a nosotros
Como desnudos, como pelados.
¿Qué hace un lugar?
Un lugar se va a otro lugar.
¿Qué hace el tiempo?
El tiempo se va a otro tiempo.
2
Ésta es una puerta sin muralla
ésta es una muralla sin puerta.
Esto es un recuerdo que nunca podrá
volver a amar lo recordado,
no lo abrazará, no susurrará con él,
no lo verá.
El nombre de un lugar, Trieste
El hombre de la máscara de asesino
era blando por dentro como el vientre de su víctima.
El nombre del lugar, Trieste,
como el nombre de la ciudad portuaria de donde salió mi barco hacia Palestina.
Allí fui como un clavo joven y nuevo,
desde allí me golpearon como con un martillo
a través de todo el Mediterráneo
hacia Palestina.
Nada desaparece del mundo:
lo que eran tres mástiles en el barco
Ahora son tres suspiros hacia dentro, hacia mi interior.
...
51
Reencarnación de los carniceros
al tercer día de la tercera noche,
comenzaban a florecer en los cementerios
como brumosos lirios o como líquenes.
Y vi que los carniceros al tercer día,
llenos de tordos que eran ellos mismos,
volaban persiguiéndose, persiguiéndose,
constelados de azufres fosforescentes.
Y vi que los carniceros al tercer día,
rojos como una sangre avergonzada,
jugaban con siete dados hechos de fuego,
pétreos como los dientes del silencio.
Y vi que los perdedores al tercer día,
se reencarnaban en toros, cerdos o carneros
y vegetaban como animales en la tierra
para ser carne de las carnicerías.
Y vi que los carniceros al tercer día,
se están matando entre ellos perpetuamente.
Tened cuidado, señores los carniceros,
con los terceros días de las terceras noches.
Balada de Hans y Jenny
Verdaderamente, nunca fue tan claro el amor como cuando Hans Christian Andersen amó a Jenny Lind, el Ruiseñor de Suecia.
Hans y Jenny eran soñadores y hermosos, y su amor compartían como dos colegiales comparten sus almendras.
Amar a Jenny era como ir comiéndose una manzana bajo la lluvia. Era estar en el campo y descubrir que hoy amanecieron maduras las cerezas.
Hans solía contarle fantásticas historias del tiempo en que los témpanos eran los grandes osos del mar. Y cuando venía la primavera, él le cubría con silvestres tusílagos las trenzas.
La mirada de Jenny poblaba de dominicales colores el paisaje. Bien pudo Jenny Lind haber nacido en una caja de acuarelas.
Hans tenía una caja de música en el corazón, y una pipa de espuma que Jenny le diera.
A veces los dos salían de viaje por rumbos distintos. Pero seguían amándose en el encuentro de las cosas menudas de la tierra.
Por ejemplo, Hans reconocía y amaba a Jenny en la transparencia de las fuentes y en la mirada de los niños y en las hojas secas.
Jenny reconocía y amaba a Hans en las barbas de los mendigos y en el perfume del pan tierno y en las más humildes monedas.
Porque el amor de Hans y Jenny era íntimo y dulce como el primer día de invierno en la escuela.Jenny cantaba las antiguas baladas nórdicas con infinita tristeza.
Una vez la escucharon unos estudiantes americanos, y por la noche todos lloraron de ternura sobre un mapa de Suecia.
Jenny estaba casada y tenía dos niños sencillamente hermosos como ella.
Pero Hans siguió amándola hasta la muerte, en su pipa de espuma y en la llegada del otoño y en el color de las frambuesas.
Y siguió Jenny amando a Hans en los ojos de los mendigos y en las más humildes monedas.
Porque verdaderamente, nunca fue tan hermoso el amor como cuando Hans Christian Andersen amó a Jenny Lind, el Ruiseñor de Suecia.
Aquiles Nazoa (*Caracas, 17 de mayo de 1920 –† entre Caracas y Valencia, 25 de abril de 1976) fue un escritor, periodista, poeta y humorista venezolano. Hijo de Rafael Nazoa y Micaela González y hermano del también poeta Anibal Nazoa. En su obra se expresan los valores de la cultura popular venezolana. Luego de ejercer varios oficios comenzó a trabajar en el diario El Universal como empaquetador. Después fue corrector de pruebas y paralelamente empezó a estudiar francés e inglés, lo que le permitió ser guía de turistas en el Museo de Bellas Artes. Fue corresponsal de El Universal en Puerto Cabello. Estuvo bajo arresto en 1940 por "difamación e injuria" al criticar a las autoridades del Municipio. Trabajó en Radio Tropical, tuvo una columna en El Universal titulada “Punta de lanza”, y fue reportero del diario Últimas Noticias. Colaboró en el semanario El Morrocoy Azul y en el diario El Nacional, fue director del Verbo Democratico publicación de Puerto Cabello; fundo organos jocosos como "La Pava Macha", "El Tocador de Señoras" y otros mas. Escribió para la revista Sábado de Colombia y vivió un año en Cuba donde fue director de "Zig-Zag". En 1945, asumió la dirección de la revista Fantoches. En 1956 fue expulsado del país por el régimen de Marcos Pérez Jiménez, pero regresó en 1958. Un poema suyo, "Polo Doliente" fue musicalizado por José Seves del grupo chileno "Inti Illimani". Nazoa obtuvo el Premio Nacional de Periodismo en la especialidad de escritores humorísticos y costumbristas en 1948. También recibió en 1967 el Premio Municipal de Literatura del Distrito federal, Premio al mejor libro publicado. Muere en un accidente automovilístico entre Caracas y Valencia el 25 de abril de 1976.
Vigilia de pájaros y árboles para Eugenio Montejo
Por tu alma que ya atravesó los bosques de tu antigua casa y oyó leve una música de muertos, bebió café y salió para Manoa camino a Islandia. ¿Por qué no he de celebrar tu novenario con un ritual de pájaros y arboles? ¿Y un gallo que se oiga más allá del mundo? Un gallo que profane con su canto melancólico de mediodía el sortilegio de tantas ciudades infieles. En esta tarde de tu novenario haré bajar sobre nosotros tu espíritu de árbol y de pájaro. De pájaro con unas alas grandes para el vuelo y el canto. De árbol que creció sin parar con otros árboles al fondo y un caballo que daba patadas a Dios para oírlo gemir de tristeza y pesadumbre sin importarle su naturaleza divina, su cara de niño acongojado. ¿Por qué no he de celebrar tu novenario en esta calle larga y podrida de soledad en el estío?
En esta calle mía que no lleva a ninguna Ítaca sino a ti; en esta calle que habita mi madre, mis hermanos, mis brujas de la infancia, mis ciclopes y lestrigones de trapo y sombras movidas por la luna a medianoche.
Aquí, para que mis vecinos lo vean y me pregunten, levantaré el altar. Despertaré la luz de su siesta para que alumbre a prima noche tu alma y vaya con ella hasta encontrar al alba el humo del café, el gallo de la madrugada, intempestivas voces de olvidados amantes, la lucha contra el tiempo. Si me preguntan por tu muerte mi madre, mis cuatro amigos, ese alguien de más que me acompañe en la liturgia, les diré que moriste de agua cruzando el río de los tigres y pantanos de Manoa. Lejos, muy lejos de las caóticas calles Marx y Freud; más distante aún de la calle Stalin.
¿Por qué no he de celebrar bebiendo con los muertos un trago esta tarde de tu novenario? ¿Por qué, si ahora estás solo, cubierto de apiladas capas de vacío? ¿Por qué no celebrar con una gota de luz, con una gota de verde? ¿Por qué no celebrar tu novenario en esta tierra? ¿Por qué? ¡Si lo que fue en vida en ti no cesará de celebrarse!
Poesía y pensamiento
Pere Salinas. 2003. Geografía del silencio. Barcelona, España
Obtuve la respuesta de repente, mientras leía el Fiat umbra (Pre-Textos) de Isabel Escudero cuando, al darme cuenta de que levantaba los ojos del libro y me quedaba con la mirada perdida después de la lectura de uno de sus fragmentos, recordé un ejemplo que ponía Miguel Palacios en sus clases de Ética: el que lee filosofía, decía, levanta a menudo la cabeza, como hace un pájaro al beber. Así, lo leído se filtra, como el agua en la garganta del pájaro, y se asienta en el entendimiento. Pues bien, tomé conciencia, en ese instante, de que no estaba leyendo un ensayo sino unos poemas y que, sin embargo, hacía el mismo gesto; la misma necesidad había de dejar que el agua se filtrase y hallase su camino hacia el núcleo. Si, pues, para beber el verso hay que levantar la cabeza, ¿qué diferencia existía entre el poema y el pensamiento?
No obstante, fiel al principio de sospecha, volví a la pregunta: ¿era realmente el mismo gesto? ¿Acaso no había, en la recepción de un buen poema, además del placer del entendimiento, un cierto paladeo? Ciertamente, el verso se "saborea". Y esto, el sabor, al que los filósofos de la India llamaban rasa, es algo que viene dado por la buena elaboración, por la sabia combinación de los ingredientes. No otra cosa es la poíesis.
Pero si bien la poíesis es el arte de hacer poemas, el poema no es la poesía. El poema es algo más. Nos abre una ventana, a veces pequeña, a veces grande, sobre el mundo. Nos cuenta algo que, sin saber, sabíamos, y que reconocemos. El poema es una evidencia que nos asombra. Derrida lo comparaba con un erizo. Lo encontramos indefenso, hecho una bola en la autopista, y nos dan ganas de cogerlo, de protegerlo porque allí, muy a ras de suelo, murmura, dice algo muy bajito. Algo importante. Pero sin aspavientos. Y repetimos lo que murmura, nos lo aprendemos de memoria (par coeur) y el corazón, entonces, el corazón que no había, se hace.
Este hacerse el corazón no es cosa de artificio. Es tiempo de deponer las ansias, los poetas, y estar atentos. Caracol, mejor que erizo, el poema -y el poeta- es la más humilde de las criaturas. Indefenso pero ligero, lleva consigo su casa, su morada; la construye con su propia saliva a medida que va creciendo. Así ha de ser el poeta para los tiempos que vienen. Humilde, anónimo si pudiera. Porque lo que dice, lo dice para todos y es en boca de todos cuando halla cumplimiento.
Vuelvo al Fiat umbra. A medio camino entre el haiku y la sentencia popular o la métrica breve castellana, estos "farolillos" expanden su luz en mi penumbra. Brevemente, a modo de estampas para la imaginación o para la inteligencia, permitiendo ese sesgo de la mente que tanto abreva. Sirvan de ejemplo para lo dicho. Beber un sorbo y levantar la cabeza. Como el pájaro.
-
Chantal Maillard (Bruselas, 1951), premio Nacional de Poesía en 2004, ha publicado recientemente Hilos (Tusquets, 2007, Premio de la Crítica 2008) y, en colaboración con Óscar Pujol, Rasa: el placer estético en la tradición india (José J. de Olañeta, 2007).
[10]La ciudad fortificada es desolación,
morada dejada, abandonada como un desierto.
Allí pastará el novillo,
allí sesteará y destruirá sus frondas.
[11]Al secarse, se romperá su ramaje;
vendrán las mujeres y lo quemarán.
Porque no es un pueblo inteligente,
por eso su hacedor no le tendrá compasión,
y su creador no le concederá gracia.
[12]Sucederá aquel día:
Yahveh majará desde el álveo del Río
hasta el torrente de Egipto,
y vosostros sereís cosechados
uno por uno, hijos de Israel.
[13]Sucederá aquel día:
se tocará la trompeta gigante,
y vendrán los perdidos en tierra de Asiria
y los dispersos en tierra de Egipto,
y adorarán a Yahveh en el monte santo, en Jerusalem.
Bésale las piernas a la poesía
aunque diga que no /que aquí nos pueden ver
bésale las palabras hurga su lengua/ hasta
que abra los brazos y diga¡Santo Dios!
o hasta que santodios abra los brazos de escándalo
bésale a la poesía ...a la loba
aunque diga que no ...que hay mucha gente ...que aquí
nos pueden ver/ bésale las piernas las palabras
hasta que no dé más ...hasta que pida más ...hasta que cante.
El olvido
Elección
porqué hemos escogido este naufragio
que poder interior determina el deseo.
Un estampado y otro
¿Dónde está la sutil diferencia?
Un río y otro río
El dilema en un lecho de pasión y de muerte.
Amores que se ocultan,
irredentos, detrás de la mirada,
hogueras intangibles que no calentarán las palmas de las manos.
Un seno y otro seno, y casi en medio, el corazón, tan solo.
Carmen Plaza.
La infancia reversible
Oscuro olor de pan
traía la alacena
o era morena la costra de pan
que relucía al amanecer
su mágica existencia
o era invisible la mano que tanteaba
el goce del aroma encerrado
como en sagrado texto
o era en fin la oscuridad
de no saber
que éramos tan felices
en medio del esplendor
tan inermes y translúcidos
en puntillas llevados
en tanta oscuridad
por todo el esplendor que había
en tanta absoluta
oscuridad
Porque la oscuridad no es más
que el instante de espera
del esplendor.
La respuesta
....¿Qué podías creer? Después de todo, posiblemente terminemos haciendo lo que todo el mundo. Pero tú… ¡Ah, sí...! querías preguntar qué quedó.
....Después de tanto y tanto, después de lo que diste y te quitaste, de lo umbrío y lo cóncavo, de lo que enfrentaste a la luz y a los espejos, preguntar qué quedó.
....Pero algo sí pervivió. ¡Acuérdate! recuerda aquella playa, las tumbonas y las sombrillas, cuando la arena no era el tiempo. Alguien que te esperaba, que te está esperando todavía. Un pintalabios, una humedad, aquellos roces que nunca explicaron por qué nadábamos siempre en direcciones distintas.
....Si pudiéramos —te atrevías a decir—, para concluir siempre con ese terco “es demasiado pronto”.
....Déjalo —te contestaba—, los árboles esperan, siempre esperan. Los árboles son la espera. Pero tú, por favor, no dejes que el frío me venza otra noche.
....Cuando únicamente resta actuar, inútilmente quisieras dar un solo paso, caminar inseguro, al fin, frente a un atardecer sin auspicios.
....Pero, tal vez, aún desees, después de todo, una respuesta. Sólo se me ocurre decir que quizá únicamente quedó una cosa: esto que ahora no somos.
http://feria.mineria.unam.mx/actcult06.html
k
. Es un agradable ejercicio el leer las blogs e ir armando una. Pañuelos para todos los constantes y hasta pronto.
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