“La suerte de un arte está vinculada,
por una parte a la de sus medios naturales,
por otra, a la de los espíritus
que se puedan interesar y que encuentran
en él la satisfacción de una verdadera necesidad”
Paul Valery
Por el placer de creer en la poesía y confirmarla en compartir nació el taller Editorial El Pez Soluble. Cuando en un texto hay indicios de poesía, cuando tridimensiona el apreciar de lo existente, editar es una pasión. Sin ella nada dura, todo es fortuito y pasajero. La pasión no parte de ninguna carencia, es el aparato circulatorio que conjura el deseo y lo realiza. Y en su trajinar los pasionarios de este mismo sentimiento animaron el taller y lo hicieron cumplir once años de trayectoria.
El taller surgió debido a una necesidad retenida de publicar poesía. Las características de este género la apartan de la razón comercial que manejan las grandes editoriales. Así, trabajos significativos quedan engavetados con poca esperanza de verse en las librerías. El que publica poesía no espera beneficios económicos, detrás de todo hay un sentimiento de rescate, de placer y de corroboración ante algo en lo que cree. La fe por la poesía persiste, sobran de los dedos de las manos las editoriales alternativas que tratan de llenar ese vacío editorial.
En su creación fue significativo el haber formado parte del taller que en el año de 1996 dictara el poeta venezolano Juan Calzadilla en El Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, CELARG, experiencia que despertó en sus integrantes inquietudes relacionadas con el oficio de escribir; también lo fue el compartir con personas que como yo reafirmaban bajo los ojos del poeta conductor el amor por la palabra en el intento de testimoniar percepciones a través de la escritura del poema.
Se dieron una serie de conjunciones con los integrantes y con los que después quisieron formar parte del taller y por ende del grupo. Después de su término continuamos escribiendo y leyéndonos, seguimos compartiendo lecturas de poetas que nos motivaran. A veces invitábamos a algunos para intercambiar formas de trabajo. Nutritivos fueron los encuentros. Siempre entre nosotros el deseo de publicar los trabajos que ya habían tenido el cuestionamiento y el reposo necesario.
En el 98 propuse a mis compañeros la creación de una editorial, todos aplaudieron la idea. Empecé a trabajar en el diseño, el que pudiera merecer la poesía que queríamos entregar. Concebí la plaquette como una publicación objeto, elaborada con materiales de primera calidad, cien unidades numeradas, firmadas por su autor y además cada una con un objeto elaborado bajo la tutela del autor para complementar la expresión conjunta. Sacaríamos 12, la venta de ellas contribuiría a la publicación de otras que esperaban ser publicadas. Haríamos una publicación completamente artesanal entregada como lo que queríamos que fuera, una obra de arte.
Y así se empezó a realizar el acopio del material, las discusiones posibles sobre el hecho de conformar cada una de las ediciones. Paralelo al trabajo se iniciaba en ese entonces, la tradicional Feria del Libro en el “Palacio de las Industrias” y decidimos participar en ella presentando las plaquettes con la editorial ya registrada que llevaba el nombre de TALLER EDITORIAL EL PEZ SOLUBLE.
La participación en la feria fue exitosa. Vendimos casi todo. La recepción fue generalizada, de ese primer contacto con el público salimos realmente satisfechos y con muchas ganas de continuar. Al inicio del año siguiente, en el año 2000, el Centro Nacional del Libro (CENAL) nos entregó el premio Excelencia Editorial según sus palabras “por el desvelo de construir libros de una calidad artesanal, la selección de valiosos autores noveles, la exaltación del universo poético y la originalidad en la presentación de las obras en un voluntarioso impulso para una editorial insurgente”.
Creo importante nombrar la participación del CELARG tan generosa y determinante en lo que siguieron siendo nuestros encuentros. El grupo que había decidido llamarse Tokonoma tenía intercambios aún más enriquecidos. Seguimos publicando, entre cinco o seis plaquettes cada año siempre con ellas el trabajo de un poeta invitado de larga trayectoria.
Por variadas razones los encuentros cesaron pero igual El Taller Editorial El Pez Soluble siguió editando sus plaquettes cada año. Hasta el presente llevamos publicadas setenta y ocho plaquettes y ocho libros de puro material poético.
El taller Editorial El Pez Soluble reafirma y concreta el proyecto inicial que fue el de promover, editar y difundir poesía urbana a fin de establecer un vínculo de raíz individual, de proyección social con los lectores rescatando la poesía viva. Nuestra apuesta, por ello, intenta dar respuestas al signo de una época caracterizada por la inestabilidad de modelos y valores. Editar poesía y dar cabida a los nuevos creadores de nuestra ciudad no sólo es avizorar un futuro, sino plantear en este presente interrogantes de todos los tiempos.
2 comentarios:
Ha sido un placer conocer tu trabajo, tu casa. Me ha gustado lo que has escrito sobre la pasión y esa pasión por la poesía. La que tanto amo.
Gracias por visitarme. Aquí estaremos.
Abrazos.
Graciela
luz de paul valery...gracias....
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